¿Realmente querido lector se considera libre? Piénselo bien, no se precipite a la hora de contestar. Intente hacer un ejercicio digamos de empatizar, de ponerse en el lugar de otras personas ¿Cómo? Voy a intentar hacerlo a través de un pequeño ejercicio de imaginación. Sígame y auto respóndase.
Si usted fuera homosexual ¿Se siente perseguido en España en mayo del 2022?
Si usted es un hombre ¿Se siente perseguido en España en mayo del 2022? Y si es una mujer ¿Se siente acosada en España en mayo del 2022?
Si usted lleva una bandera de España por la calle ¿Siente que le juzgan por ello?
Si usted habla de problemas con la inmigración ¿Le llaman racista?
Seguramente algún que otro lector ya estará tildándome de demagogo. Nada más lejos de la realidad. En España, en la última década hemos perdido la libertad de poder debatir. De poder hablar de ciertos asuntos y se ha optado por lo políticamente correcto, o más bien, no decir cosas que puedan perjudicarte socialmente.
Entonces volvamos al inicio ¿Realmente querido lector se considera libre de poder opinar y hablar de cualquier cosa en España en mayo del 2022? Piénselo bien.
El sábado presenciamos un momento bochornoso en la historia reciente del deporte en Europa (por no decir mundial), aunque también social. En un primer momento se nos quiso manipular con que hordas de ingleses borrachos la estaban liando en las afueras de Saint Dennis, cuando no era cierto. La gente tenía miedo y lo denunciaban en las redes sociales. Primero fue un periodista aislado. Luego otros muchos comenzaron a hacerse eco de los mensajes y vídeos de aficionados que estaban en París para ver la final. Los vídeos comenzaron a correr como la pólvora en las redes sociales. Y lo que se veían eran hordas de “humanos” robar, agredir y amenazar a los aficionados que iban en familia o con amigos a disfrutar de uno de los mayores eventos futbolísticos del mundo.
Pero no fue solo antes del partido. Muchos aficionados, en este caso españoles, narraban como les habían robado maletas, teléfonos, carteras, les habían roto lunas en los coches, como los abordaban, como sufrieron miedo por parte de esas hordas de “humanos”.
Y digo “humanos” porque es lo políticamente correcto. En España, en el año 2022, hay una orden política para que la policía cuando emita notas de prensa no diga si el delincuente es de una nacionalidad extranjera. No quieren alimentar odios hacia los extranjeros según ellos.
En Francia, en el año 2022, hay barrios donde da verdaderamente miedo o simplemente ni entras, guetos que no se han adaptado a la cultura francesa o europea, que se piensan que aún viven en sus países de origen y aplican sus propias normas y leyes.
¿Cómo es aquello querido lector de cuando las barbas de tus vecinos veas cortar pon las tuyas a remojar? En Cataluña ya existen zonas así, no tienen nada que ver con lo que hay en Francia, pero ya es un inicio. Y no solo es Francia, comienza a pasar en más países europeos. También en Bélgica, en el Reino Unido… las barbas a remojar.
Abordemos los debates sin miedos. Dejemos al lado lo políticamente correcto y hablemos, con nuestros puntos de vistas que pueden ser muy diferentes de unos a otros, pero abordemos que la inmigración es un problema si no se hace de forma controlada. No se trata de racismo. Si no de convivencia, de orden público, de seguridad, de urbanismo, de futuro…
No tengamos miedo a plantear preguntas incómodas. Hagámoslo como sociedad adulta que somos. Ya hemos visto lo que están sufriendo nuestros vecinos, y no es algo que haya ocurrido de la noche a la mañana. Llevan años con muchos problemas derivados de no afrontar lo que es un problema. No miremos hacia otro lado, dejemos a un lado lo políticamente correcto, dejemos a un lado las etiquetas y pongamos nombre a las cosas sin miedo y sin tapujos. La inmigración es un problema hoy en nuestra sociedad, la española. Empezamos a tener problemas de orden público, de seguridad, de urbanismo, de convivencia, de futuro… debatamos sobre ello y no seamos tan torpes viendo las graves consecuencias que tiene mirar hacia otro lado. Es hora de dejar a un lado lo políticamente correcto y hablar de los problemas que tiene hoy España sin etiquetas ni complejos.