Tras décadas de gobierno en Elche, la izquierda política parece haber encontrado una nueva vocación, la de ser la conciencia crítica del actual gobierno municipal de PP y VOX. Es una postura que, aunque necesaria en una democracia, no deja de ser irónica, considerando los largos años en los que PSOE, Compromís, y sus aliados, tuvieron el timón de la gestión tanto en nuestra ciudad como en la Generalidad Valenciana y, en gran medida, en el gobierno central de España.
Durante sus mandatos, la izquierda ha dejado una estela de proyectos inconclusos y oportunidades perdidas que, curiosamente, parecen haber caído en el olvido de su memoria colectiva. Por ejemplo, la nueva Circunvalación de Elche, una obra vital para la infraestructura de la ciudad que cuando se termine quedará obsoleta, ahí permanece inacabada pasándose la pelota de unos a otros con informes medio ambientales que caducan o dejan de caducar. Lo mismo ocurre con el antiguo edificio de Correos, que se ha convertido más en una promesa electoral recurrente que en un proyecto con planes concretos de desarrollo. Este inmueble, adquirido en una operación apresurada más vinculada a intereses «oscuros» que públicos en un plan de «desamortización» a lo Mendizábal de edificios de Correos por toda España, sigue sin tener un uso definido, contribuyendo al paisaje de abandono que la administración anterior ha legado. Una promesa triple electoral de Ximo Puig. Pero la culpa es de los nuevos gobiernos de la derecha oigan…
Otra muestra de esta gestión cuestionable fue la pérdida de inversiones millonarias como los fondos EDUSI, destinados a proyectos significativos como el nuevo pabellón de deportes. Las excusas se sucedieron año tras año, culpando a factores externos, mientras la realidad era que la inflación, los costos crecientes de materiales y otros factores, como la situación política internacional, eran solo cortinas de humo que disfrazaban la inacción y la falta de gestión eficiente. Tiren de hemeroteca. Es una puñetera vergüenza. Llegaron hasta poner el cartel de una obra que tenía un plazo de ejecución de 18 meses cuando faltaban unos pocos meses para las elecciones de 2023 y tenían que acabar la obra antes del 31 de diciembre de 2023. Pero se atreven a dar lecciones de buen gobierno oigan…
Es cierto que Elche debe exigir, y hacerlo con voz firme. Somos la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana y estamos entre las más grandes de España. Nuestra área, extendiéndose hasta Murcia, representa un poder económico y demográfico crucial, merecedor de infraestructuras e inversiones que han sido consistentemente negadas o postergadas. Esta exigencia debe ser imparcial y constante, dirigida tanto a la Generalidad como a la Diputación y al Gobierno de España.
No obstante, lo que resulta inaceptable es que aquellos que tuvieron la oportunidad de cambiar el curso de nuestra ciudad y optaron por el estancamiento, por la mediocridad y la apatía, ahora se erijan como adalides de la exigencia y la crítica. Llegará el momento de criticar al actual gobierno si no cumple con sus compromisos con Elche; la rendición de cuentas es un pilar de nuestra democracia. Sin embargo, la izquierda, antes de lanzar sus exigencias, debería emprender un ejercicio de introspección, analizando sus fallos y los proyectos que dejaron en el tintero. Pensar y recapacitar de la falta de acción que han convertido en Elche en un sueño decadente por sus incapacidades y escasas ganas de trabajar.
Porque si de lecciones se trata, quizás el aula más adecuada para la izquierda actual sea ese rincón de reflexión, enfrentando la pared, donde deben reconsiderar sus estrategias y, sobre todo, recordar todo aquello que prometieron y quedó en el camino. Solo a través de este reconocimiento honesto y humilde podrán recuperar la credibilidad y la autoridad moral para exigir, proponer y liderar con legitimidad en el futuro. Mientras hagan el favor de no molestar mientras otros trabajan oigan…